El Granada aburre y decepciona

Lo del Granada ya no es un accidente, ya no se trata de un mal día. El mal juego, la frustración e incluso la desidia se han convertido en una peligrosa constante. Después de tres empates y una pobre imagen se esperaba una reacción en juego y resultado. Pues ni una cosa ni la otra. Hizo un partido lamentable y mereció perder.

El Granada es una continua frustración. Lo hace casi todo mal. Cada uno hace la batalla por su cuenta, y eso el que la hace, porque alguno hay que ni eso. Y no hay ni que mencionar lo aburrido que es ver sus partidos últimamente, una completa pérdida de tiempo. Y no hay buenas soluciones, al menos no lo son las de Tomé.

 

Su equipo ha recibido en las últimas jornadas varias lecciones tácticas de conjuntos a priori inferiores. Cae en las telas de araña tejidas por los técnicos rivales. Bailó al ritmo del Poli Ejido de Nogués en Los Cármenes la pasada jornada y le ha vuelto a ocurrir en Roquetas. No funcionó el planteamiento de Álvarez Tomé y el conjunto almeriense marcó el ritmo y su estrategia comandó el encuentro.

 

Una defensa sólida y correr mucho tras recuperar fue suficiente para ganar el partido por uno a cero. Pudo haber sido por más, pero perdonaron en numerosas ocasiones a un Granada roto, sin centro del campo –una vez más- y tan desarbolado que fue incapaz de hilar un par de jugadas. El Granada estuvo partido en dos casi desde el comienzo; sin juego entre líneas, o mejor, sin líneas. Tomé acumuló gente arriba y el recurso del pelotazo se hizo aún más habitual. Un desastre.

 

Castigó a Torrecilla. Cámara, fuera de la convocatoria las dos últimas jornadas volvió a la titularidad. Salió con dos delanteros –Tariq e Ighalo-, con el apático y pasivo Benítez –salvo para protestar, faceta por la que más se le reconoce este año-, en la izquierda y con Felipe por… por ahí.

 

El Granada comenzó bien el partido, presionando muy arriba y buscando la rapidez de Ighalo. Duró poco. Muy pronto perdió el sitio y se diluyó en el vacío de ideas que le persigue. El Roquetas ni se inmutó, al contrario que su rival tenía claro su papel y se ciñó sin mover una coma del guión. Consciente de su inferioridad pero también de por dónde pasaba su oportunidad.

 

También inició bien el segundo tiempo el Granada. Otro espejismo. Un remate de Tariq a un metro de la línea de gol lo sacó con una inconcebible parada Toni Bernal –ex del Motril- y nada más se supo del delantero. Mainz, el defensa goleador, mandó una extraña chilena al larguero. El escenario parecía diferente ¿unas duras palabras de Tomé en el descanso?

 

Óscar dio la repuesta con un remate de cabeza solo dentro del área pequeña que se convirtió en el único gol del partido. Una pérdida de balón y un nuevo fallo defensivo que cuesta los tres puntos. El encuentro se volvió loco. Roto por completo, el Granada no disfrutó de una sola ocasión seria para al menos empatar. Con Berrocal, Martín Ortega y Óscar Pérez en el campo nada cambió. Su entrada en el campo fue tan silenciosa como su salida.

El Granada volvió a decepcionar también por su falta de casta, su incapacidad de reacción. Es lo menos que se puede exigir y lo menos que se debe dar cuando las cosas no funcionan. Es un equipo desesperanzado, sin ilusión, sin coraje… menudo panorama.

CD Roquetas: Toni Bernal, Suárez, Castillo, Carrizosa, Esteban, Pablo García, Xavi Molas, De Gomar (Luque, m. 79), Javicho, Sierra (Robles, m. 62) y Óscar (David Hernández, m. 89).

Granada CF: Raúl, Nyom, Párraga, Mainz, Amaya (Martín Ortega, m. 63), Granada (Berrocal, m. 74), Cámara (Óscar Pérez, m. 67), Benítez, Felipe, Tariq e Ighalo.

Goles: 1-0: Óscar, m. 59.

Árbitro: López Martínez. Amonestó con cartulina amarilla a los locales Suárez, Castillo, Carrizosa, Javicho y Sierra; y a los visitantes Rubén, Amaya, y Dani Benítez.

Incidencias: encuentro disputado en el estadio Antonio Peroles