martes, 11 de mayo de 2010

granada 2-0 jaén

No tuvo que hacer jaculatorias a los dioses, ni superar las doce pruebas de Hércules al final. Tampoco someterse a un doloroso sacrificio que le dejara heridas que lamentar en la inminente batalla definitiva, porque el oponente de ayer apenas fue un 'sparring'. El Granada se entronizó ante el Real Jaén, un mero testigo a una ceremonia de clausura solemne para el líder en su estadio, al que tan sólo combatió en la primera parte. Los rojiblancos asistieron a su propio homenaje, un acto más protocolario que exigente, que laureó una temporada inesperadamente dura. Todas los pronósticos del verano marcaban al Granada como campeón por su potencial futbolístico y económico. Pocos sospechaban que agarraría matemáticamente el puesto en la última jornada, con destitución del entrenador en su momento. La exigencia hasta última hora tiene una lectura positiva. Ningún campeón llega más enchufado a la competición. Una cualidad que los expertos suelen considerar como determinante. Muy pronto se comprobará.

El Granada consiguió la corona con dos bonitos chispazos y demasiado atasco durante un buen rato del encuentro, aunque seduciendo aún más a su motivada afición, con la sana adicción de disfrutar del desafío de la próxima quincena. La Segunda división está a sólo dos partidos a través del camino corto. Poca cosa en tiempo. Un descomunal reto, sea cual sea el rival. Hoy se le pondrá cara. El Granada estará en el bombo con los mejores. Ponferradina, Alcorcón y Sant Andreu son los adversarios que pondrán a prueba sus costuras. Todos reúnen virtudes y defectos. Ninguno cuenta con un insuperable y gigantesco valor añadido. Una marabunta en la grada como la que respalda al 'histórico'. No hay comparación posible entre hinchadas. La granadina está más famélica de éxito y es más numerosa que ninguna.

Fabri se atrevió a trastocar su patrón a las puertas de las eliminatorias, con el fin de solucionar la nebulosa en su centro del campo, donde ningún inquilino parece acomodarse para un plazo medio. Quiso mezclar su trabajo defensivo con el dúo de centrocampistas que circuló en los encuentros más virtuosos de Tomé: Cámara y Granada. La variante a priori creativa desencadenó un equipo menos fluido y descolocado. Una pareja repetida y cumplidora en la etapa anterior actuó como dos personas que acabaran de conocerse. La defensa se sintió más insegura sin sus escuderos Kitoko y Lucena.

Desafinado

Desafinó el centro del campo y aligeró al Jaén como consecuencia, que tocó con desparpajo. Se acomodó sin la presión de ganar y manejó la pelota con buen trazo, pese a que elevó el ritmo lo justo. Pese a las alharacas competitivas de su entrenador en los días previos, lo cierto es que los jienenses asumieron la cita como un calentamiento a las puertas de las eliminatorias, reservando futbolistas, dando vuelo a elementos inactivos. Nada ponía en juego, ya que eran terceros pasara lo que pasara, salvo alguna inoportuna lesión, así que se plantó en el campo con su maquinaria al ralentí y la mente en el sorteo. Ellos atravesarán el camino largo. Seis partidos para alcanzar la división de Plata. No parecía cuestión de salir diezmados, aunque al principio pareció que venderían caro el botín.

Fernando desempolvó la manopla de José Juan a los cinco minutos aunque Benítez pudo estrenarse poco después en un lanzamiento alto. Se precipitaba el Granada, ansioso de más, enrocado ante su colocación caótica. Calderón casi agujerea la meta local pero José Juan rechazó con acierto su tiro. Tuvo un actuación notable de reflejos, aunque le siguen costando trabajando los balones aéreos.

El Granada ratificó que es un equipo de pegada más que de meditación. Cuando más atolondrado parecía, clavó su aguijón. Benítez despejó el pasillo izquierdo como una locomotora y Tariq concretó un contragolpe magnífico. Para el ariete del Granada no existen las faenas de aliño. Se explayó con determinación hasta el pitido arbitral. Se gana el pan con el que le obsequian, literalmente, en la conclusión de cada encuentro.

Ighalo, extrañamente atocinado, desperdició una cesión del emiratí para agrandar el resultado. El Jaén no se andaba con chiquitas y Fernando estrelló un lanzamiento en el poste. La ejecución hizo reaccionar al Granada que por fin manejó los acontecimientos. Gerardo emergió imperial para atascar el 2-0. Lo tuvo Ighalo, Amaya y Benítez. Al descanso, el buen meta llegó ileso de ese furibundo asedio.

Menguó la gracia del partido tras el descanso. Cervera metió dos cambios para dar cancha a meritorios de los ensayos y el Granada se sacó los grilletes, para rodearles en su área. Benítez profundizó como un torrente para establecer el 2-0. Fabri, que había convocado a Joselu y Óscar Pérez, los sumó a la causa que acabó en fiesta. El Granada es campeón pero nada ha ganado. El premio gordo espera. Está a dos pasos.

 

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