Fue como el dulce despertar de un sueño, porque, a pesar de todo, una derrota nunca supo tan bien como la de anoche en el Sánchez Pizjuán, en la vuelta de la eliminatoria de Copa ante todo un Sevilla F.C. que tuvo que poner toda la carne en el asador para poder derrotar a un San Roque de Lepe pletórico y que dejó una sensación inmejorable. Decimos a pesar de todo, porque el partido tuvo su miga porque, sobre todo, los de Marcelino sólo se adelantaron en el marcador tras un penalti que se inventa Teixeira Vitienes. De no haber sido así, hagamos fútbol ficción, el panorama podría haber sido otro.
Era el minuto 52 y el San Roque de Lepe venía de una magnífica primera parte en la que debió adelantarse en el marcador. No pasaba problemas en defensa y Madruga apenas tenía que intervenir. El orden defensivo lepero pone nervioso a los sevillistas y sólo el gol de Kanouté sirve para tranquilizar los ánimos locales; pero la renta es corta y Adrián anota de falta el 1-1… ¿Qué hubiera pasado en esos minutos finales, con los aurinegros a sólo un gol de la clasificación y con todo el sevillismo nervioso por las últimas derrotas y con todo el tema extradeportivo de actualidad? Nunca lo sabremos porque Teixeira Vitienes, se supone que árbitro de Primera División, hurtó a la afición lepera esa posibilidad.
Dejando de lado las elucubraciones de lo que pudo haber sido y no fue, el encuentro fue de menos a más. Con el lógico dominio del Sevilla y con el también habitual orden defensivo de los leperos se fue desarrollando un encuentro en el que Tevenet quiso premiar el esfuerzo del equipo introduciendo algunos cambios. Y el plantemiento salió bien, puesto que el cuadro de Marcelino casi nunca acababa las jugadas de ataques, bien cortadas unas veces por la defensa y otras por un seguro Carlos Madruga, titular bajo la meta del San Roque de Lepe.
Y llegó la media hora de encuentro, cuando a partir de entonces fueron los leperos los que pasaron a dominar el partido, teniendo la pelota y creando ocasiones como para adelantarse en el marcador. El primer intento aurinegro llegó en el minuto 30 con una buena jugada por banda izquierda entre Urko Arroyo y Sergio Sánchez, pero Óscar, obstaculizado por Luna, no pudo llegar al centro del lateral del San Roque. Sólo un minuto después Moscardó tuvo la ocasión más clara de adelantar a los leperos con un remate que se marchó muy cerca del larguero de la portería de Varas tras una buena llegada de Melchor hasta línea de fondo. Eran los mejores minutos del San Roque de Lepe en toda la eliminatoria y todavía tuvo algún acercamiento más sobre los dominios sevillistas antes del descanso en remates de Cheikh y de nuevo Moscardó que llevaron la inquietud a la afición local.
A la vuelta de vestuarios tras el descanso, Marcelino García introdujo en el terreno de juego a Kanouté, el jugador que ha marcado la diferencia en esta eliminatoria, en detrimento de Negredo. No las tenía todas consigo el técnico asturiano pues. Pudo adelantarse en estos primeros compases el Sevilla, pero Armenteros, casi sobre la línea de gol y a portería vacía, mandó la pelota fuera cuando parecía más difícil fallar que marcar. Y la respuesta la puso Melchor poco después con un disparo que no encontró premio.
Llegó entonces la jugada del penalti de mentira, penalti inventado, inexistente penalti: Armentero se cuela en el área por la izquierda, dribla, ve la recién recogida pierna de Raúl Albentosa, alarga la suya propia y se de un “chapuzón” en el césped de los que marcan época; el colegiado pica el anzuelo a pesar de estar muy, muy cerca de la acción y ahí casi se acabaron las esperanzas de los leperos. Kanouté, en la repetición, adelantó a los suyos, aunque Madruga estuvo cerca de detener el lanzamiento del malí.
Poco después, un centro desde la derecha de Coke lo remataba Kanouté con un impecable testarazo ante el que nada pudo hacer Madruga. 2-0. Era demasiada carga la que tenía que soportar el San Roque de Lepe y, aún así, todavía tuvo fe como para intentarlo, llegando con asiduidad al área rival e intentándolo de cerca o lejos, con disparos de Óscar o Melchor.
El premio de consolación llegó a 12 minutos del final, cuando Adrián botó de forma ejemplar una falta que se introdujo en la portería del gol sur de Nervión, engañando a Javi Varas, que esperaba un centro. El propio Adrián, unos minutos antes, pudo haber marcado también en una jugada espectacular en la que envió con su recorte al suelo tanto a Cáceres como a Luna, aunque su disparo dentro del área le salió demasiado centrado.
Y eso fue todo. Satisfacción en la expedición lepera por la imagen y final de año futbolístico para la plantilla aurinegra, que se marcha de vacaciones y que volverá al trabajo el próximo 28 de diciembre.
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