RAFAEL LAMELAS GRANADA
LO MEJOR
Muestra de poderío
El Granada necesitaba ganar y convencer, e hizo las dos cosas. Se asentó en el campo y destapó una capacidad atacante inusitada, ante un rival paupérrimo.
LO PEOR
Un tonto despiste
El tanto de los murcianos fue anecdótico, pero mostró que nunca un equipo se puede desconcentrar porque lo paga. Pese al 7-1, al Granada le costó entender el partido.
Los goles se reparten de forma solidaria entre los jugadores que más lo necesitaban
Los grandes equipos necesitan líderes y el Granada ha encontrado uno con el que se siente seguro y consigue golear. Se llama Jonathan Martín pero le apodan precisamente 'Granada', porque su madre es natural de esta tierra. Su partido fue memorable, de punta a punta. Hacía tiempo que un futbolista no contagiaba tanto ánimo al público de Los Cármenes. Ha sido amor casi a primera vista. Sus cualidades le convierten en un centrocampista total, esa rara especie que tanto se busca en el fútbol de hoy en día. Ocupa muchísimo campo, se ofrece en todas las ayudas y hasta se suelta para rematar. Dirigió la orquesta como Karajan y se dejó hasta la última gota de sudor.
Donde muchos tiemblan, él templa. Es elegante y al mismo tiempo fajador. Genera admiración y es ejemplo de lucha. Cualquier futbolista que actúe a su lado queda impregnado por su afán. Corre para recuperar como si le fuera la vida en ello. Cuando tiene el balón suele optar por la solución correcta. Se le nota fuerte y tiene una confianza inagotable en sus posibilidades.
Golearon los rojiblancos sin piedad ante un Águilas roto. Lo logró porque el Granada se ha hecho de 'Granada'. Hay futbolistas que tienen la cualidad de cambiar la cara a los conjuntos donde juegan. Granada galvaniza las virtudes que todos los entrenadores quisieran. Lo extraño es que a Tomé le costara verlo. El técnico lo justifica por una lesión de pretemporada. Será difícil pensar en un Granada ya sin su jugador homónimo.
El 7-1 era necesario para el convencimiento general. No bastaba con aparentar ser un equipo capacitado para todo. Había que demostrarlo. Lo hizo el Granada, aunque tardó quince minutos en acomodarse. El Águilas, un equipo descuartizado este curso por sus graves problemas económicos, saltó al terreno con un 'once' descaradamente ambicioso, que se posicionó mejor que los locales y hasta se aproximó con algún gesto de valentía. La hinchada asistía confusa al desarrollo, con unos murcianos que tenían el balón y unos rojiblancos obcecados en un juego demasiado directo, pero los goles acallaron la osadía visitante.
Granada fue entrando en el partido y comenzó a fulminar al enemigo.
A base de ensayo y error, Tomé tenía que encontrar
su fórmula triunfadora. Es probable que se aproximara mucho ayer a una idea tipo sugerente, especialmente en el centro del campo. Cámara como vértice fijo y sustento de Granada, liberado para intervenir desde cualquier sector. En la escolta por bandas Benítez y Casares marcaron y conectaron mucho más su estilo individualista, para reconciliarse con una grada que empezaba a mirar con cierto recelo a estos jugadores chisposos pero intermitentes.
Se abre la cuenta
Los goles parecieron repartirse solidariamente entre los más necesitados. Abrió la cuenta Mainz, omnipotente en los saques de esquina. El debate sobre la aspereza del partido se cerraba de un plumazo. Tres minutos después, Casares provocaba un penalti y Tariq, que volvió a rondar el gol en numerosas jugadas, pudo marcar como recompensa a su incesante trabajo.
En poco más de 20 minutos, el Granada había erradicado cualquier gesto de esperanza del Águilas. Desmenuzada la oposición, se encendió la mecha del festival anotador. Benítez armó su fusil de francotirador y disparó a ras de hierba a una esquina imposible para la estirada de Tudela. Arrastrado por la querencia positiva, el extremo se unió al jolgorio y hasta se esforzó en la recuperación.
Pero mucho se nota cuando el Granada se relaja. Ayer, otro bajón en la concentración volvió a costar un gol. Fue anecdótico pero es de los de hacérselo mirar. Un rival tan escuálido como el Águilas no puede llegar con la facilidad que lo hizo. Metió el 3-1 que cortaba un poco la trayectoria e hizo enfadarse a los locales. Casares, siempre inquieto tanto entre líneas como pegado a la cal, intervino emparejado con Felipe para que éste último marcara. También necesitaba el aplauso de los seguidores. Su luz se apagó en la segunda parte y fue reemplazado.
Decisiones inteligentes
El descanso condujo a Tomé a decisiones inteligentes. Escuchó al fondo que reclamaba a Joselu y dio descanso a Felipe, que tenía tarjeta. Juanjo Enríquez se limitaba a sacar a Chito, reciclado a lateral, para meter a Morillas, un lateral puro. Su intención era bloquear la autopista existente en esa banda. Lo logró a medias, porque el perforador nato del flanco, Casares, se marchó a la mediapunta e hizo añicos todos los resortes. Zigzagueaba entre las piernas contrarias como un esquiador y consiguió rubricar su habilidad con la sexta diana del día.
Tomé caviló que era momento de transmitir confianza a un delantero triste. Berrocal sustituyó a Tariq -que también tenía una amarilla- y pudo celebrar sus primeros veinte minutos como delantero centro puro con dos tantos. La extraña querencia del entrenador por mandarle a la banda quedó desmontada enseguida con su enorme oportunismo en el área. El Águilas ya bajaba los brazos rendido, pero eso no resta mérito a un Berrocal astuto para encontrar la red. Los rojiblancos patearon una falta al área que Granada peleó con fiereza. Berrocal, con el instinto intacto, estuvo hábil para ver el rechace y marcar el 6-1. El público se regodeaba a gusto. Los Pozzo, en el palco, seguro que reían a pierna suelta.
Granada, qué facilidad para ver el fútbol la suya, se enchufó de lleno al encuentro una vez más y se proyectó por la derecha con inagotable energía. Pisaba el balón, pensaba con rapidez, pero si dejarse llevar por la aceleración incontrolada. Mandó un centro a la misma sesera de Berrocal para que este cabeceara a gusto el séptimo de la tarde. No se recordaba un resultado así en años.
El Granada ya es cuarto y visita a otro equipo, como el Águilas, que está en el furgón de cola: el Atlético Ciudad. Ayer reconquistó a sus hinchas. El domingo puede caer la primera victoria a domicilio. También la necesita.
Ficha técnica
GRANADA CF: Raúl Fernández; Javi García, Mainz, Amaya, Rubén; Cámara (Torrecilla, m. 46), Granada, Casares, Benítez; Felipe (Joselu, m. 61); y Tariq (Berrocal, m. 71).
ÁGUILAS: Tudela; Rafa Moreno, Azpilicueta, Pedro Rodrigues, Chito (Morillas, m. 46); Zubillaga, Emilio, Rafita, Pallarés; Lorca (Barros, m. 59); y Sívori.
Goles: 1-0, m. Mainz; 2-0, m. 23 Tariq, de penalti; 3-0, m. 35: Benítez; 3-1, m. 36: Pallarés; 4-1, m. 45: Felipe; 5-1, m. 69: Casares; 6-1, m. 82: Berrocal; 7-1, m. 85: Berrocal.
Árbitro: Fernando López Acera (Extremadura). Amonestó a Cámara, Casares, Tariq, Felipe, Torrecilla; y a Azpilicueta y Rafa Moreno.
Incidencias: Los Cármenes. 7.000 espectadores
No hay comentarios:
Publicar un comentario