El Granada afrontará el domingo, ante el cuarto clasificado, su primer gran examen de la liga Tariq, Berrocal e Ighalo ofrecen distintas versiones del juego en la zona de ataque
MANUEL PEDREIRA | GRANADA
Los dos equipos llegan al partido del próximo domingo con ciertas dudas.
La ambición de este Granada sólo conoce el horizonte del primer puesto. El empate ante el Betis B, unido a la derrota del Melilla, le permite conservar el liderato pero la avidez rojiblanca ya piensa en el próximo duelo, que además emerge como el primer gran examen para el Granada.
El Álvarez Claro reunirá el próximo domingo -12 del mediodía- a dos de los cuatro o cinco conjuntos llamados a jugarse la primera plaza. En el estadio melillense se verán las caras el líder y un cuarto clasificado que ha pisado la cumbre de la tabla hace escasas fechas y está dispuesto a todo por recuperar ese sitio.
Ambos llegan al partido con algunas dudas. El Granada cortó en el Manuel Ruiz de Lopera una racha de cinco victorias consecutivas. El Melilla cosechó ante el San Roque de Lepe su segunda derrota de la temporada y frustró así su intento de recuperar el liderato.
El Granada, máximo goleador de la categoría, se quedó sin marcar por segunda vez en lo que va de liga. Además, tampoco dispuso de excesivas ocasiones. Tariq, Ighalo y Berrocal no vieron puerta. Tampoco el resto de sus compañeros. Sólo el centrocampista Torrecilla, en las postrimerías, pudo desnivelar el marcador con un tirazo a saque de falta pero se topó con el portero verdiblanco.
La apuesta de Tomé por Tariq parece nítida. Ni la deslumbrante estadística de Berrocal, pichichi pese a salir siempre desde el banquillo, ni las potencialidades del deseado Ighalo, han menguado la confianza del técnico leonés en el ariete nacido en los Emiratos Árabes.
El aval del pichichi
Tariq llegó con el aval de ser el máximo goleador de toda la Segunda B el año pasado pero en esta campaña ha regresado a sus registros habituales, los mismos con los que se ha labrado una carrera consistente en la categoría. Es el clásico -e impagable cuando cumple su labor- delantero que ejerce de faro del equipo. Fuerte, sobrado de recursos para proteger el balón en medio de una melé de defensas rivales, hábil para leer las necesidades del juego y un maestro en la asociación con las bandas.
Su sombra, no es un matador ni vive el clásico idilio con el gol que le permitiría embocar todo lo que cayera en sus pies o en su cabeza. Jesús Berrocal, segundo por orden de llegada, sí parece poseído por esa fiebre y ha acreditado unos números incontestables, que unidos a su discreción le han hecho ganar enteros como profesional. ¿Sería capaz Berrocal de hacer lo mismo que Tariq pero aliñando sus actuaciones con goles?
La interrogante permanece sin respuesta y sólo podrá contestarse si Tomé le da partidos como titular. El cordobés está más dotado técnicamente que Tariq. Es capaz de desbordar a su marcador con un regate si es necesario y, por instinto y puntería, también es superior al ex del Puertollano.
Sin embargo, no ha gozado de oportunidades para demostrar su valía como faro del ataque y a su estadística goleadora cabe objetarle que suele marcar cuando el Granada domina el partido y el marcador y las defensas han perdido frescura. Por sus condiciones es probable que se desenvuelva mejor en Segunda A que en la selva de la Segunda B cuyos códigos tan bien maneja Tariq.
Y queda Ighalo, la perla, el deseado, el último en llegar, el futuro. El delantero nigeriano continúa su proceso de acoplamiento y hasta ahora no ha jugado nunca como titular. En los minutos de que ha disfrutado se le han intuido unas excepcionales condiciones físicas, una técnica notable y una importante carga de ansiedad.
Ojo clínico
Sus mentores, Quique Pina y Juan Carlos Cordero, han exhibido un fenomenal ojo clínico en repetidas ocasiones y su confianza en Ighalo sigue intacta. Por algo será. La afición tampoco duda del nigeriano pero muestra la misma ansiedad que el jugador y se desespera.
Ighalo, en los pocos minutos que ha jugado, ofrece el perfil de un punta que se crece en los espacios abiertos y en los balones al hueco. Su juego de espaldas, su capacidad de asociación y su poder rematador son todavía una incógnita.
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